La ciudad de Siliguri, en el Estado indio de Bengala Occidental, tiene la dudosa fama de ser la ruta preferida para el tráfico ilegal de oro. La localidad, que se encuentra en el Distrito de Darjeeling, es escenario habitual de incautaciones de importantes cantidades de oro procedentes del tráfico internacional, debido a su situación geográfica, a escasa distancia de las fronteras de la India con Nepal, Bangladesh, Bután y China.
Según informa el diario indio The Economic Times, la última operación ha sido la incautación de un cargamento de 15 kilos de oro por parte del Departamento de Inteligencia de Aduanas, y la detención de tres presuntos contrabandistas.
Las autoridades aseguran que es habitual que se produzcan incautaciones de pequeños cargamentos de oro, que viajan con destino a Nepal o a la propia India, aunque de vez en cuando se producen intervenciones de alijos más importantes, como uno de 87 kilos que se incautó recientemente.
Según las autoridades, estas incautaciones reiteradas confirman la teoría de que Siliguri forma parte de una ruta de tráfico ilegal de oro. Y es que las fronteras de la India con Bután y Nepal son muy difíciles de controlar, a pesar de estar vigiladas por las Fuerzas de Seguridad indias. En el lado de Bangladesh también se registran frecuentes incautaciones de cargamentos ilegales de oro.
Veteranos contrabandistas de oro citados por The Economic Times afirman que la mayoría de los cargamentos proceden de Dubai o Birmania y llegan a Siliguri a través de los estados del nordeste de la India, para acabar vendiéndose en el mercado minorista de Nueva Delhi, o pasar a través de las fronteras de Nepal o Bangladesh. Dos países que, al igual que la India, cuentan con una elevada demanda de oro.
La clave de este movimiento ilegal de oro es la notable diferencia de precios de este metal entre la India, Nepal y Bangladesh, con respecto a Birmania, alrededor de un 16% menor en este país. A ello hay que añadir el ahorro que el tráfico ilegal logra en cuanto a impuestos a la importación.
El oro que llega a los consumidores finales, además, es de 22 o 23 quilates, en vez de los 24 quilates que tiene el oro que venden los comerciantes minoristas en la India. Los contrabandistas adulteran el oro transportado desde Birmania, incrementando la cantidad de metal que venden, a costa de una leve pérdida de pureza, que ni los comerciantes ni los clientes lo gran detectar.
Esta práctica ilegal, a la vez que lucrativa para los contrabandistas, es uno de los motivos por los que el Gobierno indio de Narendra Modi está aprobando diversas normas legales para combatir la venta de oro de menor pureza, procedente de este tráfico internacional.